Invoco
letras insomnicas
Que me
ayuden a soportar los arrebatos de la noche
Y vespertinamente
la Luna
Me acurruca
en sueños, semi despiertos, visionarios,
Contemplativos.
Sortilegios
de bardos antiguos llaman a los Dioses del sueño
Para aplacar
mi valía.
Pero las
letras se deslizan en papiros,
sosteniendo
mi vigilia
pero
Morfeo no declina y contraataca
con
pesadillas de bellos arcoíris y praderas sin fin,
con
incontables ovejas con números inscritos en sus espaldas.
Pero las
ignoro, las matemáticas no son mi fuerte.
Impávidos
los Dioses del sueño, acampan en mi mente
determinados
a cobrar la afrenta.
Pues la onírica
incertidumbre es destino de las razas mortales.
Pero inmutable,
trasformo a crónica en poesía.
La prosa
en mi abrigo y los versos en el ápice de mi travesía.
Y soporto
los arrebatos de la noche.
Confiando
en poder ver,
Lo que me
oculta la Luna y los Dioses que la acompañan.
Pero bostezos constantes me increpan, me agotan
y mis
parpados se cuelgan de mis ojos
… a ratos
dormito.
Sucumbo a
los arrebatos de la noche.
Las ojeras
me restriegan en la cara que estoy perdiendo.
Las ideas
llegan anestesiadas al papel.
La Luna y
los demás Dioses se ríen a mis espaldas,
me cantan
una nana y me obsequian un espanta cucos.
Por fin caigo
en los arrebatos de la noche.
Y lo peor
de todo. Es medio día
O eso fue
lo que soñé…